Los días en Santa Lucía son todos iguales; mañanas soleadas y calles doradas, tardes calurosas y tejados rojos, los niños bien peinados con zapatos limpios y parches en las rodillas, niñas de mejillas rosadas saltando la cuerda o corriendo tras una pelota calle abajo; la gente es particularmente amable, la señora Antonia cantando con su hermosa voz cuando riega sus margaritas, Fernando el panadero gritando a los chiquillos que se roban el pan y ruiseñores predicando silbidos en la plaza; si la vida en Santa Lucia, es un poema!
JoMaReMa Julio 13,2010.
martes, 13 de noviembre de 2012
Te imaginé.
...Te imaginé, y mi error no es pensarte, mi error es imaginarte, eterno, violento, atado a mi cuerpo, inquieto y fervoroso... No, tu no eres aquello.
No eres ni siquiera un pequeño bosquejo, y tampoco me lamento por ello, pero si me consumo en ansiedades infructuosas de imaginarte.
Hoy no te pienso mas, ya no te miro con los ojos que dibujaban capullos entre las flores; hoy, ya no te pienso, y no puedo mi intentar tocarte con las manos que pasaban tardes cortando pétalos de margaritas y de sueños; hoy, no te tengo en mi pensamiento, no podrás mas colgarte de esas caderas que tantas veces acunaron tu peso, o hundirte de nuevo en el negro de aquellos cabellos perfumados por el viento.
Hoy, no pensare en tu cielo.
Aunque mañana, te imagine de nuevo.
JoMaReMa Noviembre 11, 2010
Y sí, te quiero.
Me gustaría encontrar la metáfora que describiera este silencio, que dibujara en tinta las maravillas que se ocultan entre lo que digo y lo que pienso; pero encuentro infructuoso mi intento de disimular el cariño que te tengo, pues no podría ser más literal mi sentimiento, que cuando con mis labios callados te digo, te quiero.
JoMaReMa diciembre 6, 2010
JoMaReMa diciembre 6, 2010
...nota al pié de nuestro encuentro.
No me ignores, pero tampoco me tomes muy en serio,
curemos las heridas de nuestro cuerpo y dejémonos al viento,
inflamemos nuestros pechos, disfrutemos del silencio,
luego,nos volvemos ajenos;
quedémonos un poco mas de tiempo, sanemos nuestro recuerdo,
pero de una ves terminemos con esto y no nos queramos eternos,
dibujemos nuevos pasos al pavimento, caminemos un poco mas lento,
así, cuando llegue el momento,
permitamos que el corazón vuelva a latir en el pecho,
tomados de otra mano, aferrados a otro cuerpo.
Fragmento.
El contadero del tiempo indica las veinte para el séptimo suspiro de la tarde, han caído sobre nuestro suceder los místicos mantos de azul y negro, y el cielo, se prende de luceros, de diamantes finos que tintineantes, dejan escapar el lánguido sonido de un sopor profundo que acontece lento, como el de los niños durmiendo, seguros de que en el sueño no habrá malo, ni bueno. Nos ha cubierto la noche por completo derramando sus calmas sobre el gris que atañe nuestros cuerpos, nos ha caído la noche, nos ha llegado el viento del norte, nos ha tragado la noche, nos ha cogido en desprovisto acierto ¿encontraremos en el palidecer de nuestro día el culmine de este sentimiento? ¿o nos esclavizará por eterno el devenir de nuestro tesonero intento?. Nos ha caído la noche y no hemos encontrado en ella sosiego; nos fundiremos serenos en el caudal siniestro de este relato sin color, ni portento.
Hoy sería tu cumpleaños.
¿Cómo suplicarle al cruel destino que regreses a mi lado,
que me devuelva tu latido?
Si tanto tiempo te he llorado
y por tu ausencia he sufrido,
levantando al cielo mi voz mil veces
y en ninguna ocasión ha respondido.
Ahora avanzo sola en medio del olvido,
imaginando que habría sido
de todo el tiempo que al marcharte quedó perdido,
componiendo con remiendos este corazon partido.
De tres en tres, de apoco a poco, la llaga se irá serrando,
habrá sangrado tanto que sólo quedará el llanto,
ahogado en mi pecho, profundo en mi canto.
Al marcharte, contigo te has llevado,
lo poco que quedaba de mi inocencia a resguardo,
y aunque de mi lado te han separado,
tu nombre, siempre repetirán mis labios,
pues lo que tanto se ha amado,
no hay ausencia o destino lejano
que pueda del corazón arrancarlo.
Te amo.
JoMaReMa marzo 3,2011
Referéndum.
¿No te amo? nunca lo pienses, si yo amo con el cuerpo, si yo amo con cada movimiento, cada gesto […] ¿con el corazón?, con él te escucho, te siento, te entiendo; con él te imagino y me inquieto, con él te pienso, con él me consuelo, con él vivo lo que contigo no puedo.
Con mi cuerpo te quiero, sin mis manos, mis ojos, ni mi pecho. Enrédate en mis manos, enrédate en mi cuerpo, explórame por dentro, sin los ojos, sin los dedos, con tu cuerpo; ¡calla! no cuentes más lo que en esta triste, tristísima historia ha quedado escrito, si me abandonas, me abandonas, y si no, deja de proclamar el desencanto de descubrir en mis ojos un cascarón con eco, que no hay en sus entrañas un lecho donde anide algún sentimiento.
No me pienses, que con el cuerpo te quiero.
No supliques un consuelo al viento, mejor reza por mí, te lo ruego, eleva con tu voz una plegaria al cielo y no agobies mis sentidos con desprecios de mis instintos descontentos.
¿Si te amo? No lo preguntes, cómo podrías tu comprenderme si el mismo dedo que mi alma ha dibujado a optado por dejar de intentarlo; no lo intentes, ya no dejes en mi ceno tu capricho de mi aliento, no derrames en mi pelo los tintes de tu celo.
¿No te amo? No lo pienses.
JoMaReMa marzo 9, 2011
Terminó el Invierno.
Late corazón, sigue latiendo, no te detengas ahora que mi cielo es claro,
late corazón e inunda mi cuerpo de nuevas fuerzas, contagia al mundo de tu entereza,
late corazón como nunca antes, como si en mi pecho se enfurecieran los mares.
Late corazón y siente de nuevo, porque las flores más bellas son las que se abren cuando termina el invierno.
Trolero
Yo no sé en qué complazco al tiempo confiando en tan diestro embustero, embriagada en mi frustración y hartazgo he decidido poner fin a su maldito juego, fastidiada de pensar todo el tiempo en lo que usted este sintiendo, cuando en realidad no siente nada, ¿cómo es posible que venga con intenciones lastimeras a decir "no quiero perderle" y luego salga corriendo a cometer estupideces? maldita la hora en que mis ojos se cegaron para caer en todas sus mentiras, pero no le creo más nada, porque no se puede confiar en alguien que se traiciona a sí mismo, que corre apenas puede, a consolar sus penas en el primer vestigio de dama que se le cruza por enfrente alimentando sus egos de necesidades narcisistas, ojalá que en aquellas, logre cubrir sus carencias de grandeza, porque yo me curo de vos con mis letras y no permitiré que llague más este rostro cansado de sus descaros e inpúlcros lamentos, no quiero jamás escuchar de nuevo sus engañosos ojos llorando, si bien sabrán enjugar sus lágrimas en falsos fulgores de bronce que, le recordaré mi entusiasta defraudador de emociones, no son más que laminillas brillantes de lo que nunca serán diamantes, asimile valiente trolero, que algún día abrigó en sus manos un jilguerillo de plumas brillantes y ahora alimenta vulgares palomas de campanario que huyen del rugido de los metales al medio día, y no olvide que el efímero rubor de alegría dibujado en sus mejillas no repetirá nunca ni tendrá comparación alguna con las desavenencias que conlleva haberlo tenido todo y no descansar hasta no dejar de los colores del arcoíris ni siquiera el recuerdo para admirar.
Es hora, la que nos llega a todos, de postrar frente a su inflamado semblante un espejo que vuestras verdades delate, como el pescador de caña que imaginó algún día pescar sirenas porque creyó escuchar canto muy cerca, usted ha querido forjar en hierro lo que le es ajeno, pero es de todo noble sabido, que para ser un caballero aguerrido, no basta de la medida tener el traje, más vale el que conoce de su espada el gramaje y el filo cantante de la hoja en combate, basta de ser ingenuo y pretender el cielo, pues está lejos de su alcance, para portar un diamante hace falta reconocerlo, la prenda no la hace fina el sastre sino la esbelta figura que la porta elegante, y si perdona mi atrevimiento le haré saber sin más cuento que para usted esta habitación es demasiado grande.
JoMaReMa abril 18,2011
lunes, 10 de septiembre de 2012
Aquella patria.
Esa patria de mi se llevó un poco, de ellos me dejó todo,
aquella patria tan lejana se quedó a mi corazón aferrada,
pues esa patria es el canto de mis hermanos, tierra
venezolana.
Patria, patria lejana, no me olvides querida latinoamericana
porque entre tus pieles doradas se quedan mis amigos, mis
hermanos, mis panas.
Recuérdame en esta tierra de cantos y cascadas,
que bajo el cielo que la Coyolxauhqui engalana
les extraña, les
aguarda la mexicana.
viernes, 22 de junio de 2012
Romance
A cardamo y cera huele tu piel al alba
De jazmín y azucena perfumas tu falda,
Entre tu piel y la ceda fulgores de malva
Y la briza de tu silueta que me ilumina hasta el alma.
Música del cielo aviva mis sentidos
Nubes y viento de alegres sonidos,
Mi mente recorre los momentos vividos
De sonetos y versos se colman mis oídos.
Tus ojos profundos derrotan mis celos
La noche en tus hombros me llena de anhelos,
El candor de tus besos cautiva mis sueños
Y entre tu cuerpo y mi aliento fervientes deseos.
El sol me impacienta, dirige mis instintos
La hipocresía se oculta entre pan y vino tinto,
Bajo el pliegue de tu enagua, en custodia mi destino
Y sobre tu carne se yerguen mis barreras de lino.
Ausencia
Aun que quisiera gritarle al mundo cuanto te amo…
Me vuelvo cobarde, y callo.
Cada mañana, me asomo a la ventana
Para mirar el mundo…
Y lo encuentro cada vez mas llano,
Con cicatrices profundas y surcos en las manos
Al atardecer, cuelgo mi asombro en tu sonrisa
Y mi vida en tus caricias…
Soporto como un tempano el helado viento de las doce
Que me susurra gritando tu ausencia en mi horizonte…
Pero no es, si no cuando llega la noche,
Que mi entereza se oculta en el fondo de la nada
Y el gigante que sostiene mis mañanas
Se recuesta bajo las cortinas de mi ventana.
jueves, 24 de mayo de 2012
La mujer que se comen las hormigas
No podría decir con certeza cuantos años han pasado, pero en la piel de mis manos todavía se divisan cicatrices diminutas que se confunden con estas pecas que reflejan mi vejez, vejez que es una infamia que sea vieja, cuando mis memorias son tan vivas, tan nuevas, como acabadas de ocurrir, si a través de mis pupilas todavía se refleja esa chispa alegre, suspicaz e ingenua de mis mejores años.En otro tiempo no me importaba ser ignorada, pero cuando pasan los años y tienes un relato atorado entre los labios, bueno, es un azote ser ignorado. Ahora mi única compañía ostenta la palidez de un muerto fresco, pero es tan cálida como uno de esos abrazos repentinos que solemos compartir tan de vez en cuando.
No es estar sola a lo que temo, tampoco a ser olvidada por los montes o andar estas calles como un fantasma, no temo ni tengo por mi algún sentimiento lastimero, pero sí albergo en este cansado pecho la aflicción de ser yo quien halla olvidado el aroma de las rosas o la tibieza de un arrollo que corre sobre la piel desnuda; por eso escribo, para no entorpecer mis sentidos, para que al menos, plasmado entre estas hojas pueda algún día recordar el frío de las montañas, el catar de los ríos y la voz de un sendero vacío.
Algunos, demasiado obstinados, proclaman que paso mis horas llorando en este rincón de ciegos que Dios ha olvidado, que solo la bondad de aquel hombre se guarde de mantenerlo tibio, con nuestras ropas limpias y este silencio de tumba ¡que me perfora los oídos! golpeando con la fuerza y sonoridad de mil martillos, infeliz tormento callado del que soy cliente exclusivo, por que cuando se pasa tanto tiempo callando se aprende a contar las horas, una a una, viendo cómo escurren las gotas de rocío adheridas a la ventana; ahora mis tardes ya no las paso en el monte, mis manos que segaban con inquietud el trigo hoy se entumen con el rígido estupor de barrotes que custodian la demencia de cien ancianos,esta sonora y cruenta ironía de paredes marmóreas y sucias hace erizar mis cabellos y el rechinar de las pútridas cornisas que orquesta un alarido de lamentos seniles, provoca que que mis uñas se encajen como agujas en mis carnes; así de a poco, las demencias de mis días se convierten en certeras apatías.
Anoche dormía, en medio de un prado verde, cobijada solo por el cielo nocturno y el cálido frío de la luna, soñaba, me admiraba de recorrer el mundo y por donde pasaba, en mis relatos guardaba todo aquello que me maravillaba, pero llegó la mañana y mi prado, de a una, se transformaba en resortes chirriantes y cobijas de lana, azotaba de nuevo otra mañana rutinaria, un par de brazos fornidos me arrastran por los pasillos y me olvidan,.Postrada frente a esta mesa de caoba vieja adornada con decoro por un florero roto de coloridas margaritas que contrasta bizarro con un plato infestado de insectos, sobre esta podrida mesa se derraman mis vivencias y aún así, me sigo muriendo, en este espacio me pierdo sin que alguien sepa siquiera mi nombre, viendo como esos pequeños insectos siguen marcando a mordidas sobre mis manos un calendario perpetuo, paso mis días en descontento, dejando que las hormigas carcoman mi cuerpo y aún aquí, tras esta miseria sigo existiendo, sin una identidad en la ficha de ingreso mi nombre será un misterio, las hormigas me seguirán consumiendo.
No es estar sola a lo que temo, tampoco a ser olvidada por los montes o andar estas calles como un fantasma, no temo ni tengo por mi algún sentimiento lastimero, pero sí albergo en este cansado pecho la aflicción de ser yo quien halla olvidado el aroma de las rosas o la tibieza de un arrollo que corre sobre la piel desnuda; por eso escribo, para no entorpecer mis sentidos, para que al menos, plasmado entre estas hojas pueda algún día recordar el frío de las montañas, el catar de los ríos y la voz de un sendero vacío.
Algunos, demasiado obstinados, proclaman que paso mis horas llorando en este rincón de ciegos que Dios ha olvidado, que solo la bondad de aquel hombre se guarde de mantenerlo tibio, con nuestras ropas limpias y este silencio de tumba ¡que me perfora los oídos! golpeando con la fuerza y sonoridad de mil martillos, infeliz tormento callado del que soy cliente exclusivo, por que cuando se pasa tanto tiempo callando se aprende a contar las horas, una a una, viendo cómo escurren las gotas de rocío adheridas a la ventana; ahora mis tardes ya no las paso en el monte, mis manos que segaban con inquietud el trigo hoy se entumen con el rígido estupor de barrotes que custodian la demencia de cien ancianos,esta sonora y cruenta ironía de paredes marmóreas y sucias hace erizar mis cabellos y el rechinar de las pútridas cornisas que orquesta un alarido de lamentos seniles, provoca que que mis uñas se encajen como agujas en mis carnes; así de a poco, las demencias de mis días se convierten en certeras apatías.
Anoche dormía, en medio de un prado verde, cobijada solo por el cielo nocturno y el cálido frío de la luna, soñaba, me admiraba de recorrer el mundo y por donde pasaba, en mis relatos guardaba todo aquello que me maravillaba, pero llegó la mañana y mi prado, de a una, se transformaba en resortes chirriantes y cobijas de lana, azotaba de nuevo otra mañana rutinaria, un par de brazos fornidos me arrastran por los pasillos y me olvidan,.Postrada frente a esta mesa de caoba vieja adornada con decoro por un florero roto de coloridas margaritas que contrasta bizarro con un plato infestado de insectos, sobre esta podrida mesa se derraman mis vivencias y aún así, me sigo muriendo, en este espacio me pierdo sin que alguien sepa siquiera mi nombre, viendo como esos pequeños insectos siguen marcando a mordidas sobre mis manos un calendario perpetuo, paso mis días en descontento, dejando que las hormigas carcoman mi cuerpo y aún aquí, tras esta miseria sigo existiendo, sin una identidad en la ficha de ingreso mi nombre será un misterio, las hormigas me seguirán consumiendo.
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