Me apenan las luces que se apagan cuando cerramos los ojos,
las risas que se han callado bajo las lápidas de la injusticia,
la esperanza enterrada en sepulcros clandestinos,
los rostros inflamados de injusticia,
los retratos que perpetúan la injuria, el dolor y la duda que jamás será esclarecida.
Me apenan las luces que se encienden por las vidas que se apagan.
Me ensordecen los lamentos mudos y ásperos de las voces que claman justicia que nunca llega.
Me crespa la dignidad tanto desasosiego,
los murmullos y el tapiz de los encabezados en los noticieros.
Me pesa el México callado, el que suplica en el anonimato,
las flores y cielos huecos,
como nos van condenando al silencio,
al olvido de nuestros desaparecidos,
de nuestros presos, de los silenciados,
de lo que sufre mi pueblo.
Y por eso te hablo,
para dar voz a los que haz callado,
por que no podrás callarnos a todos,
por que ninguna vida se pierde en vano,
por que México está despertando.
Que tema el poderoso, y no vuelva dormir tranquilo.
Teme poderoso, tenme mucho miedo,
por que mi voz será la de los desaparecidos,
los muertos y los mutilados.
Hoy México está despierto.
Nosotros encendimos las luces,
dispuestos a comenzar un incendio.